Los conceptos de «efecto renta» y «efecto sustitución» son fundamentales en la economía y en el análisis de la demanda de bienes y servicios. Estos términos se refieren a las diferentes formas en que las personas responden a cambios en los precios de los bienes.
El efecto renta se refiere a cómo los cambios en los precios afectan los niveles de ingresos de las personas y, por lo tanto, su capacidad para comprar bienes y servicios. Cuando el precio de un bien disminuye, las personas pueden comprar más de ese bien con la misma cantidad de ingresos. Esto se conoce como efecto renta positivo, ya que el poder adquisitivo de las personas aumenta. Por otro lado, cuando el precio de un bien aumenta, las personas pueden comprar menos de ese bien con la misma cantidad de ingresos, lo que se conoce como efecto renta negativo.
El efecto sustitución se refiere a cómo los cambios en los precios de los bienes influyen en las decisiones de consumo de las personas. Cuando el precio de un bien aumenta en relación con otro bien, las personas tienden a sustituir este último por el primero. Por ejemplo, si el precio de las hamburguesas aumenta considerablemente, es probable que las personas opten por consumir más alimentos alternativos, como las ensaladas o los sándwiches, que son más económicos. En este caso, el efecto sustitución implica una disminución en la demanda del bien cuyo precio ha aumentado.
En resumen, el efecto renta y el efecto sustitución son aspectos clave para comprender cómo los cambios en los precios afectan la demanda de bienes y servicios. El efecto renta está relacionado con los cambios en el poder adquisitivo de las personas debido a cambios en los precios, mientras que el efecto sustitución se refiere a cómo los consumidores reajustan sus preferencias y decisiones de consumo a medida que los precios cambian. Estos conceptos son fundamentales para analizar el comportamiento de los consumidores y para comprender las dinámicas del mercado.